Aragoneses en Sevilla
Francisco Gascón Latasa
Por la especial manera de contar su vida, queremos publicar este relato, escrito en modo autobiográfico por el propio Paco, socio de la Casa y miembro de la Junta Directiva durante muchos años
Este curriculum sólo refiere de manera amigable alguna contribución personal docente, de investigación o de gestión con objeto de señalar levemente la ruta que he seguido
Nací en Torrijo del Campo (Teruel) en el año en el
que estalló la guerra civil. Vine al mundo arguellado, un montón de
piel y huesos. Alguien vaticinó, con poco acierto, que no duraría
vivo más de un mes. Estuve enfermo los tres años de la guerra de
todas las enfermedades posibles, pero subsistí. La enseñanza
primaria la cursé en la Escuela de mi pueblo. Eran años de escasez.
El maestro, D. Pascual, del que tengo buenos recuerdos, nos mandaba
a la vía del ferrocarril para recoger la carbonilla que dejaba caer
la máquina de vapor alimentada con carbón. Este material,
parcialmente combustible, lo quemábamos en la estufa del aula para
atenuar los rigores invernales en los días que la temperatura
ambiente no llegaba a alcanzar los cero grados. En una ocasión el
maestro propuso un problema de Matemáticas: Dibujó en la pizarra una
circunferencia y su radio. Señalando con el dedo el radio preguntó
al primer alumno ¿cómo se llama esto? A esta pregunta tan difícil el
alumno contestó. No lo se. D. Pascual le propinó un bofetón y
repitió la pregunta al segundo alumno. El asustado alumno contestó
igual que el primero y el profesor le propinó otro bofetón. Se
repitió la escena con el tercer alumno. El tercer bofetón alcanzó la
cara del siguiente alumno simultáneamente a la exclamación que salió
de su boca ¡radio! Y el maestro dijo: haberlo dicho antes. Ese
tercer estudiante era Paco. Cursé el bachillerato interno
en los Escolapios de Zaragoza. Eran años duros, ambiente
duro. Ello forma a personas duras, con todas sus ventajas e
inconvenientes. Como ejemplo baste decir que a los diez años iba
solo a Zaragoza con mi maleta de madera. En cuatro horas y media
llegaba al destino tras recorrer los ciento veinte kilómetros de
distancia. Durante la enseñanza secundaria mi vocación estaba
orientada a las Ciencias. Me gustaban los aviones. D. Julio Palacios
era catedrático en la Facultad de Física de la Universidad
Complutense de Madrid y era oriundo de Torrijo. Ello me motivó a
matricularme en Físicas en la Universidad de Zaragoza.
De las diversas disciplinas cursadas mi preferida con mucha
diferencia era la Electrónica (de válvulas de vacío claro). Se me
daba bien, era lo mío. En la Facultad de Zaragoza me nombraron ayudante
de clases prácticas. El salario era mínimo, 750 pesetas
anuales, pero el trabajo tampoco era excesivo. Mi primera actuación
como tal consistió en ayudar a vigilar un examen de selectividad. El
aula tenía forma de anfiteatro de tres sectores. Me senté en lo más
alto de una de sus dos escaleras con objeto de poder vigilar mejor a
los examinandos. Transcurridos unos minutos, el profesor responsable
me señaló con el dedo y me conminó a abandonar el aula
inmediatamente. Yo, obediente, bajé, le susurré que no copiaba sino
que vigilaba. Me había confundido con un alumno. El profesor Garrido
me dirigió la tesis doctoral sobre un tema apasionante: Fusión
termonuclear controlada. Leí mi Tesis doctoral en 1962.
Mi primera publicación en una revista internacional versaba sobre
Física del plasma termonuclear: “Approximate constancy of abiabatic
invariants in plasma Physics” Becado por el gobierno francés (ASTEF)
pasé algún tiempo en la Sección de Fusión Nuclear que su Comisaría
de Energía Atómica tenía en Fontenay-aux-Roses. El Agregado
Cultural de Francia en la embajada francesa me propuso como director
de un centro hispano-francés de investigación dedicado
principalmente a la Electrónica. Como acto preparatorio fui enviado
con una beca francesa al Departamento de Electrónica de la Escuela
Nacional Superior de Ingeniería Electrónica, Electrotecnia e
Hidráulica de Toulouse. En una invitación al Departamento y a
la hora del almuerzo me obligaron a cantar una canción española. Me
atreví a cantar la jota: La virgen del Pilar dice que no quiere ser
francesa … Mi colaborador en el laboratorio, Pham, indochino, llegó
a ser ministro de educación en su país, del que tuvo que salir
huyendo para salvar su cabeza al cambiar el régimen. Publicamos el
artículo: “Sur le caratère bistable des transistor unijonction
commandés par des impulsions de Polarité identique”. Sin embargo el
agregado Colin se despeñó por su afición al montañismo y Garrido
enfermó. Tuvo que pedir una beca con urgencia especificando mis
ingresos anuales en Barcelona: 0. Por ello decidí presentarme a una
oposición y fui nombrado Catedrático de la Escuela de Ingeniería
Técnica Industrial de Vitoria. Era una Escuela nueva. Su único
funcionario docente era el Director. Así fui Subdirector a los 28
años. Ahora bien, no tenía ni idea de lo que era una Escuela
Técnica, no obstante, desde entonces solamente he tenido relación
con Escuelas Técnicas. Con ayuda de una beca March pude realizar una
estancia en el Laboratorio Clarendon de la Universidad de Oxford. Lo
que más me sorprendió allí fue la tradición unida a la modernidad.
Trabajaba en el Departamento de Filosofía Natural por un lado. Por
otro lado trabajaba con una aleación de niobio-molibdeno a 270 ºC
bajo cero. Publicamos los resultados bajo el título “Surface
currents in type II superconductors “ Trasladado a la EUIT
Industrial de Sevilla, aquí estuve durante 11 años y publiqué
mi primer libro, “Fundamentos de Termotecnia”, y me casé
con una sevillana, Isabel. El Prof. Hervás de la ETS de
Arquitectura, me convenció para que me quedara con él. Llegé a ser Titular
de Universidad. En la ETS de Ingenieros Industriales fui
algunos años profesor comodín. Cubrí las necesidades sucesivas de
profesor de Termodinámica, Física, y Cinemática y Dinámica de
máquinas. Otra oposición me llevó a la nueva ETS de Arquitectura
de La Coruña como Profesor Agregado. Allí permanecí durante un
curso. Un nuevo concurso me lleva por fin como Catedrático de
Universidad a la ETS de Ingenieros de Minas de Madrid donde
estuve 17 cursos. La Escuela de Minas era una de las mejores
Escuelas de España si no la mejor. Tenía la idea clara de dedicarme
tanto a la enseñanza como a la investigación. También era razonable
que el objeto de investigación estuviese relacionado con la minería.
Como las rocas ornamentales son de gran interés económico,
realizamos varios trabajos sobre ellas, uno de los cuales fue
publicado como “Optical measurement of marble and limestone surface
polish”. Otra industria importante, la cementera, medía la blancura
de cementos blancos con un método que distaba mucho de ser
razonable; se propuso un método nuevo, aprovechando la existencia
arrinconada de un espectrofotómetro de reflexión, al que se
automatizó para hacer las medidas con ayuda de un microprocesador.
Igualmente se propuso la mejora de un método de medida del calor de
hidratación del cemento, dado lugar a alguna publicación. El
dilatómetro existente también fue modernizado para la medida del
coeficiente de dilatación térmica, dando como fruto, entre otros, al
trabajo “Thermal expansion tensor measurement by holographic
interferometry” Empezamos el montaje de un laboratorio de luz
coherente (laser). Diego Fraile, Ingeniero de Minas, hizo bajo mi
dirección la tesis doctoral sobre interferometría holográfica y su
aplicación a la dilatación anisótropa de rocas. El equipo empezaba a
funcionar. Claro que para un ingeniero nuestros trabajos se
consideran de Física celeste y para los físicos de Física pedestre.
La participación en un proyecto de investigación europeo de tres
años sobre el problema inverso en prospecciones petrolíferas originó
un salto cuantitativo y cualitativo dentro del grupo. El montaje de
un laboratorio antivibratorio en el sótano de la Escuela y la
adquisición de un interferómetro laser heterodino para la medida de
vibraciones fue decisivo para publicaciones como “Measurement of the
longitidinal and transverse vibration frequencies of a rod by
speckle interferometry”, que formó parte de la tesis dirigida a la
Ingeniera de Minas Ana Bayón. Dirigí la tesis doctoral del
licenciado en Física Félix Salazar, uno de cuyos capítulos apareció
como “Thermal expansion coefficients measurement by double-exposure
speckle photography”. A lo largo de diecisiete años la añoranza de
Sevilla de los primeros años se había disipado por completo. Tras
varios meses de dudas y por el sólo hecho de que la jubilación se
acercaba decidimos volver en el 1995. Como una continuación de los
trabajos en Madrid, dirigí la tesis doctoral de Francisco Nieves,
Físico. Si a un cilindro adecuado se le golpea, un músico puede
discernir cuales son las dos notas más bajas emitidas. Esos dos
datos son suficientes para conocer sus constantes elásticas. Una
parte de ella se publicó como “Estimation of the elastic constants
of a cylinder with a length equal to its diameter” Publicamos un
segundo libro sobre “Electricidad y Magnetismo”, que fue galardonado
con el premio al mejor libro de texto de 2004 de la Universidad
Politécnica de Madrid. El tercer libro está especializado en
“Speckle photography and speckle interferometry and their
applications to mechanic solid problems”.
Dada la afición a mi trabajo y mi historial académico, solicité ser
nombrado Profesor Emérito. Accedió la Universidad de Sevilla, presté
mis servicios durante el tiempo máximo permitido de tres años, pero
después continúo acudiendo a diario a mi labor investigadora. El
último trabajo de investigación, publicado en 2012, lleva por título
"On the flexural vibration of cylinders under axial loads: numerical
and experimental study”.
Mi dedicación, como creo que es obligación de todo profesor
universitario, ha sido a: investigación, docencia y gestión.
La gestión la he realizado principalmente como director de
departamento durante muchos años, la investigación como ha sido
descrita a pinceladas y la docencia con la mucha carga docente que
como profesor de Escuelas Técnicas me ha correspondido. Quedan sin
citar asistencias a congresos, patentes, etc.
La relación personal con los alumnos ha sido buena, siempre me he
llevado bien con ellos, salvo un par de excepciones entre miles de
alumnos. Cierto que he tenido que asumir un cambio de formas debido
a los cambios sociales acaecidos en los últimos años. No obstante,
hace poco tiempo coincidí con un alumno en una puerta. Como se
empeñaba en pasar primero le advertí: Debo pasar yo primero porque
soy profesor y Vd. alumno, segundo porque tengo más edad que Vd., y
tercero porque debe dejarse salir antes de entrar; y como soy
profesor debo enseñarle algunas cosas además de Física.